Segundo día en Berlín y con más frío y nieve que ayer. Y eso que, según una gallega (aquí hay un montón de gallegas, ya hemos conocido a unas cuantas) con la que hemos hablado, el miércoles hizo el doble de frío. Tanto que las puertas del avión en el que iba ella se congelaron y no se pudieron abrir. Menos mal que no estábamos ese día aquí. Pero bueno, se aguanta como se puede el frío.
Hoy a tocado ver el muro. He podido visitar dos zonas: una de ellas restaurada ya que era en la que más pintadas había, y otra tal y como quedó. A pesar de que la primera zona es la más visitada, la segunda es, en mi opinión, la más impactante. Como dije ayer, cuesta imaginarse la situación en esos fatídicos años.
Otro lugar que me ha sorprendido ha sido una antigua casa okupa (en la foto) y ahora convertida en un centro de arte alternativo. El interior del edificio, abierto al público, está lleno de dibujos y periódicos de la época, y en el patio se pueden comprar cuadros y figuras hechas con chatarra. Todo muy "anarquista".
En resumen, la antigua zona comunista se diferencia bastante de la zona federal tanto en sus calles como en sus edificios: la primera es más antigua y precisamente ése es su encanto. Pero también podemos encontrar cosas que contrastan en la zona roja, como la altísima torre de radio desde la cual se ve todo Berlín, al lado de una iglesia y de un ayuntamiento bastante viejos.También hoy he conocido el transporte público berlinés. La verdad es que, respecto al metro, es mejor el de Madrid, pero las líneas de autobuses son mucho más amplias, regulares, y mejor indicadas las paradas (en el propio autobús), y el tiempo hasta que llegue en las mismas.
Por cierto, el famoso feedback me persigue hasta en un museo de Berlín, esto ya me está empezando a mosquear. Os dejo también una foto de una de las pintadas del muro.
